Fue su culpa que comenzara a aficionarme a la tecnología. Fue su culpa que dejara de ponerme tan tenso al estar en compa-ñía de otras mujeres. Luna tenía razón.
Luego de salir tanto tiempo con Winona, ya fuera solos o con nuestros amigos, yo era capaz de hacer una lista mental de todo lo que le gustaba y lo que no. No comía tanto como presumía, pero comía de todo. Lee todo lo que pueda y ve todas las películas que le lleguen. No le gustan las distracciones, pero es perfectamente capaz de mantener un balance entre sus aficiones, su familia, sus amigos, la escuela… O eso aparentaba. Muchas ve-ces la veía con grandes ojeras y los ojos rojos, pero ella se negaba a hablar de eso, y yo lo respetaba.
También sabía que, si le dieran a elegir entre perros y gatos, ella los dejaría para ir por una tortuga.
No sé cómo hice para que ella me dejara entrar en su vida. Tampoco sé qué hice para que todo se fuera al traste después.
Un día, decidí imitar una tontería que había visto en internet. Pedí pizza y pedí que pusieran algo en la caja. No estábamos solos, estábamos con nuestros amigos.
Susana, una de las amigas de Winona, pagó por la pizza (no me dejó pagar nada) y el repartidor le guiñó el ojo. Me dio un ataque de risa provocado por los nervios. Winona estaba impaciente porque quería ver la premier de la séptima temporada de My Little Pony. La mitad aquí no éramos bronies. De hecho, no entiendo por qué le gustaba tanto, pero cualquier excusa era bue-na para reunirnos y comer pizza.
Winona tuvo los honores de abrir la caja marcada, y cuando salió el primer trozo de pizza se pudo revelar el mensaje oculto; “¿Quieres ser mi novia?
Tragué saliva. Parecía muy bonito, pero ejecutado en la vida real era bastante estúpido. Escuché risas nerviosas, incómodas, “uuuuhhhh” que no estaba seguro de si pretendían incordiar o hacer que Winona reaccionara, se había quedado con la pizza a medio camino. Empezó a reír, y yo deseaba que no me viera. Pero lo hizo. Dejó la pizza en su lugar y, sin decir nada, se puso de puntas para tratar de alcanzar mi rostro…
No pudo reaccionar. Y, justo en eso, comenzó a sonar el tema de My Little Pony.